jueves, 23 de marzo de 2017

Gabino Diego: "Nunca hemos valorado lo nuestro, parece que nos cuesta trabajo"

Todo el mundo sabe quién es Gabino Diego. Hablamos del ganador del Goya a mejor actor de reparto por ¡Ay Carmela! (Carlos Saura, 1990), papel que le valió la nominación en la misma categoría en los Premios del Cine Europeo. Y además ha sido nominado en cuatro ocasiones más a los Goya (Los peores años de nuestra vida, Belle Époque, El rey pasmado o La hora de los valientes).

Vamos, que es un poco absurdo hablar de la biografía de uno de los actores más significativos de nuestro país, dotado para la comedia y, sí, también para el drama. Y en esas le hemos pillado mientras está de gira con El intercambio, la obra de teatro que próximamente verá la luz en cine. Porque Gabino hace teatro y mucho. Y aquí también, como en el cine, sabe lo que se hace, en una obra cargada de comicidad y también con grandes reflexiones sobre la pareja.

Pero como lo que nos ocupa es el cine y la televisión -Gabino Diego también ha hecho acto de presencia recientemente en Águila Roja-, hemos hablado de ello con el actor madrileño. Cuestiones que nos ocupaban desde hace tiempo, ya que no siempre se tiene delante a alguien tan característico de nuestro cine.

Gabino Diego (Javier Naval)
Por eso, de un tiempo a esta parte, siempre he tenido ganas de preguntarte por qué, dado tu bagaje, te vemos tan poco últimamente en el cine.

Pues no lo sé. Tú por qué crees?

Buena pregunta, porque has trabajado con los mejores de este país. Y descartando la decisión propia..

No, no. Mira, un día preguntaron a Carlos Santana por qué no había tocado nunca en Televisión Española y dijo: “debe ser algo divino” (ríe). No sé, yo estoy actuando. Estoy haciendo teatro. Ahora mismo tampoco se hacen tantas películas y tampoco hay tanto trabajo. Sigo haciendo personajes muy bonitos en proyectos bonitos y estoy contento. Esto no depende de mi y luego hay una cosa: que yo tampoco hago televisión. Ahora muchas películas están producidas por canales de televisión y, normalmente, suele trabajar la gente que trabaja en la televisión.

Está bien saberlo para dejar claro que hay vida más allá del cine y los focos.
Claro. A veces parece que la gente lo que quiere es sacar: "Ay Gabino que trabajaba mucho y ahora no tiene trabajo". Y no es así (ríe). Estoy contento, con una obra de teatro que me gusta mucho y lo que te decía, en el cine no se hace mucho.

Eso es así, se ve en Los Goya, por ejemplo, que las nominaciones se las reparten entre pocas películas.
Exactamente y también que es normal que tienen que venir actores. Lo que pasa que una vez me jodió que me hicieran una entrevista y luego me metieron en una especie de sección de actores que trabajaban antes y ahora no, y parece que intentas dar lástima y no es así. Mi trabajo es actuar y esto ha pasado siempre. Por ejemplo actores argentinos maravillosos que tenían que hacer culebrones o teatro y eran números uno en cine. Si no estás en televisión ahora, normalmente llaman a los actores de la cadena. Pero por suerte el teatro es como una madre que siempre te acoge.

Parece que si no apareces en superproducciones no haces nada.
Si sales en una gran superproducción te preguntarán que por qué no haces películas independientes (ríe). Y si haces independientes que por qué no superproducciones (ríe)  Me acuerdo que a Carmelo Gómez no paraban de preguntarle que por qué no hacía comedia y al final pasa esto que te digo.

Hablando de esos proyectos. ¿Qué tiene que tener un papel para que atraiga a Gabino Diego?
Pues que me guste la obra y el personaje tenga muchas posibilidades. Que pueda hacer reír y tenga mucho recorrido. Y que tenga ternura y también momentos dramáticos, claro.

Desde Las bicicletas son para el verano, tu debut, hasta hoy, 2017, mucho bagaje e imagino que un sinfín de anécdotas. Pero, ¿ cuál es el primer recuerdo que se te viene a la memoria cuando te preguntan por tu trayectoria?

La verdad es que me siento muy afortunado. No podría quedarme con un recuerdo solo. Yo solo puedo agradecer. Ya sé que la gente va a decir: “bueno y ahora no haces más películas". Como hablábamos antes. Siempre la gente quiere todo. Y si haces mucho cine te dicen que por qué no haces teatro; y si haces drama te dicen por qué no haces comedia. Si uno tiene que estar pendiente de lo que quiere la gente… Lo único que puedo hacer y decir es dar gracias de las películas que he hecho, de que he podido vivir de una profesión que está muy difícil y: ¡estoy haciendo teatro! Que es lo que siempre quise hacer. He estado nominado cinco veces a los Goya y cuando hice Ay Carmela quería hacer teatro (ríe). Siempre uno está queriendo lo que no tiene y yo la verdad que soy muy feliz de hacer teatro y de haber estado en películas muy importantes del cine español: El viaje a ninguna parte, Ay Carmela, Amenece que no es poco… Me siento muy afortunado y con este recuerdo me quedo.

Gabino Diego logró el Goya en 1990 por su papel en '¡Ay Carmela!.

Tienes también esa sensación de que, vuestra profesión, la de interpretar y contar historias, para mi algo casi educativo ¿está mal valorada en este país?
En general, el arte no está muy valorado en nuestro país. No somos Francia ni Inglaterra. Somos un país con un  talento impresionante, envidiado por otros muchos países. Tenemos poetas, actores, escritores o pintores maravillosos. Nunca hemos valorado lo nuestro, parece que nos cuesta trabajo. Siempre hemos tenido que hacer cincuenta veces más para que se den cuenta de tu existencia. Por ejemplo, Javier Bardem ha tenido que ir a Hollywood y ganar un Oscar para que lo valoren, él ya existía y era muy bueno, pero han tenido que valorarlo fuera para tenerlo en cuenta aquí. Somos así, qué se le va hacer.

A pesar de eso, IVA al 21%, falta de productores y demás avatares, tanto teatro y cine siguen subsistiendo. ¿Esa capacidad de resistencia es infinita?
No lo sé. No tengo una bola de cristal para ver cómo piensa la profesión (ríe). Pero se están haciendo cosas y hay gente que le va bien y otros que han tenido que tirar la toalla. Y en el caso del IVA, tenerlo el más alto me parece muy fuerte. Es una pena y un ejemplo más de lo que te decía antes.

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