lunes, 18 de agosto de 2014

'Locke': No hay vuelta atrás

Una vida acomodada. Familia, hijos y el respeto de los compañeros de profesión. Ivan Locke lo tiene todo. Incluso es el encargado de dirigir el trabajo más importante al que su empresa constructora ha hecho frente. Pero una llamada lo cambiará todo. Montado en su BMW, Ivan ha tomado una decisión y no hay vuelta atrás. Con su coche y teléfono móvil va hacer frente a su pasado y futuro en una sola noche, poniendo patas arriba su vida y la de aquellos que le rodean a través de una carretera que le trasladará hacia su destino.

Con grandes dosis de intriga, Steven Knight escribe y dirige Locke, un inquietante thriller psicológico protagonizado por Tom Hardy (Origen, Rocknrolla). Tras haber escrito fantásticos guiones como Negocios ocultos o Promesas del este, el cineasta británico juega fuerte con su segundo largometraje que tendrá en vilo desde el principio al espectador.

Tom Hardy es Ivan Locke, el protagonista absoluto del segundo trabajo como director de Steven Knight (Vértigo Films).

Knight repite la fórmula de otras intrigantes historias como 12 hombres sin piedad, Buried o Última llamada, donde los acontecimientos se sucedían en un solo espacio y a velocidad vertiginosa. En esta ocasión, el escenario no es otro que un voluminoso BMW conducido por Tom Hardy. El actor inglés es el protagonista absoluto del filme, copando toda la pantalla y solamente acompañado por las voces de sus compañeros de reparto. A través del manos libres, somos testigos de su pasado, presente y futuro que confluyen en una noche donde va hacer frente a sus miedos para cambiar su destino.

La historia se desarrolla en el interior del coche de Hardy (Vértigo Films).
En un espacio tan reducido como un vehículo, la sensación de claustrofobia es evidente, y eso se percibe desde la butaca. Gracias a ello y a los pocos elementos con los que Knigth trabaja, el realizador británico hace partícipe al espectador de los problemas de Locke, llegando a contagiar empatía, algo que es digno de reconocimiento.

A pesar de esa buena labor, su apuesta flaquea en algunos momentos. La causa que provoca todos los acontecimientos es desvelada desde el minuto uno. No hay trampa ni cartón. Y eso verdaderamente perjudica al desarrollo de la trama que en muchos momentos se prevé su desenlace. Bien es cierto que la evolución de un inconmensurable Hardy -duro trabajo el suyo- se hace patente a medida que avanza la historia. El británico es todo un río de emociones que poco a poco va descontrolando hasta el momento definitivo.

En una sola noche, Locke cambiará su vida (Vértigo Films).
Ese trabajo interpretativo se sobrepone a los numerosos excesos que comete Knight. Entre ellos, las abusivas llamadas al móvil, que a parte de ser repetitivas impiden cierto deje reflexivo; y no explotar más la relación que el protagonista mantiene con su padre. Un vínculo que, por otro lado, explica muchos de los fundamentos de la cinta.

Aun con todo, Locke es un soplo de aire fresco para el cine actual. Está claro que es un terreno que han abordado anteriormente otros cineastas y que la originalidad, a estas alturas, es muy difícil explotarla. Pero el director de Redención lleva a cabo una efectiva realización y puesta en escena que asegura hora y media de entretenimiento y suspense que suscita el interés de los amantes del género. Un desafío minimalista meritorio que pone de manifiesto, una vez más, aquello de hacer de la escasez de ingredientes una virtud.


Ficha Técnica


Título original: Locke

Año: 2013

Género: Thriller / Intriga / Suspense

Duración: 85 min.

País: Reino Unido 

Director: Steven Knight

Guión: Steven Knight: Música: Dickon Hinchliffe

Fotografía: Haris Zambarloukos

Reparto: Tom Hardy, Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott, Ben Daniels, Tom Holland

Premios: 2014: Premios del Cine Europeo: Mejor montaje
               2014: Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Hardy)

Puntuación: 7/10

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